(Continuación parte 1)
¿Cuántas personas creen en la capacidad o poder de Dios y sin embargo no son hijos de Dios?
Primero, no es cierto que todas las personas crean en el nombre de Dios, porque creer es reconocer sus atributos, su santidad, su gloria. Cuando realmente nos damos cuenta de quien es Dios, nos da miedo, le tenemos un temor reverente.
Segundo, Dios mira el corazón de las personas, no mira lo que ellas hacen.
La intención de tratar de agradar a Dios en todo, es lo que Dios quiere. Mi elección de hacer su voluntad es mi responsabilidad. El cumplir es tarea de Dios. No hay confusión entre el querer y el hacer. Yo quiero cumplir con Dios, pero no puedo, no tengo valor, no tengo fuerzas, etc.
No importa, lo importante es que yo quiera hacerlo, de tal manera que cuando Dios haga la obra me sienta bien. No me duele que Dios haya realizado su voluntad, al contrario, me agrada.
Por eso es importante para Dios la intención del corazón, porque sentimos lo mismo que Él, pensamos igual a Él, nos deleitamos en las mismas cosas que Él se deleita, nos duelen las cosas que a Él le duelen. Y esto es un síntoma o evidencia de estar unido a Dios. De estar en Dios.
Por lo tanto, dos cosas me pide Dios, que crea en Su nombre (En lo que Él es) y en que quiera hacer Su voluntad. Mientras crea en su nombre y quiera hacer Su voluntad puedo estar seguro de que permanezco en Dios. Mientras crea en su nombre soy destinatario de todas las promesas y verdades de Dios.
Estudio hecho por Marcelo Luis Piedrabuena.
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