miércoles, 17 de diciembre de 2014

EL CULTO VERDADERO Y EL CAMBIO ESENCIAL

ROMANOS 12: 1-2

"Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto  racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta"


 Pablo le habla a los cristianos, y les recuerda que Dios ha tenido misericordia de nosotros, y envió a su hijo Jesucristo a salvarnos de la condenación eterna, es tanto su amor por la raza humana, que perdonó todos nuestros pecados y nos hizo sus hijos, cual es nuestra respuesta a tanto amor y misericordia? Los creyentes deben tener un deseo intenso de agradar a Dios con amor, devoción, adoración y santidad y de ofrecer el cuerpo a su servicio.

El mayor deseo del creyente debe ser el de llevar una vida de santidad y ser aceptados por Dios. Eso requiere separarnos del mundo y acercarnos más a Dios. Debemos presentar el cuerpo a Dios como muertos al pecado y como templo del Espíritu Santo. Si alguien ensucia las paredes de tu casa escribiendo cosas obcenas, te enojás y limpias para que no afee tu casa, Si yo exhibo mi cuerpo , que es templo del Espíritu Santo, estoy ensuciando mi templo. El Espíritu Santo no puede vivir en un cuerpo que no sea santo, consagrado a Dios, hoy vemos lo contrario de lo que dice Pablo en 1Timoteo 2:8,9 "Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda. ASIMISMO QUE LAS MUJERES SE ATAVÍEN DE ROPA DECOROSA, CON PUDOR Y MODESTIA". Qué está pasando dentro del pueblo de Dios, que los hombres levantan las manos para adorar a Dios y llevan una doble vida, y las mujeres exhiben  parte de su cuerpo, provocando al hombre, es tanta la sensualidad que se manifiesta en estos tiempos, que llegará el momento como dice el Señor en Mateo 7:23....no los conozco hacedores de maldad". El verdadero culto es ofrecerle a Dios nuestro cuerpo y todo lo que hacemos con él todos los días. El verdadero culto es ofrecerle a Dios nuestra vida cotidiana; no algo que hay que hacer en la iglesia, sino algo que ve todo el mundo, porque somos el templo del Dios vivo. NO OS CONFORMEIS....SINO TRANSFORMAOS  esto sigue diciendo Pablo, exige un cambio radical. No debemos adoptar las formas del mundo; sino transformarnos, es decir, adquirir una nueva manera de vivir. Así,dice Pablo, para dar culto y servir a Dios tenemos que experimentar un cambio, no de aspecto, sino de personalidad. El cristiano es una persona que ha cambiado en su esencia: ahora vive, no una vida egocéntrica, sino Cristocéntrica. Esto debe ocurrir, dice Pablo, por la renovación de la mente. Cuando Cristo llega a ser el centro de nuestra vida es cuando podemos presentarle a Dios el culto verdadero, que consiste en ofrecerle cada momento y cada acción.