viernes, 27 de junio de 2014

LA GENUINA SANTIDAD EN LA CASA DE DIOS

Marcos 11: 15-19

v. 15 - "Vinieron, pues, a Jerusalén ; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas (16) y no consentía que nadie atravesase el templo llevando utensilio alguno".....

La expulsión de los que estaban vendiendo y comprando en el templo manifiesta el celo  de Cristo por la genuina santidad y la oración entre los que dicen que adoran a Dios.Con gran enojo, echó de la casa de Dios a los impíos, a los avaros y a todos los que estaban destruyendo su verdadero propósito espiritual. 
El mayor interés de Cristo es la santidad y devoción sincera dentro de su iglesia...santa y sin mancha (Ef.5:25-27). La adoración dentro de la iglesia debe ser en espíritu y verdad ( juan 4:24) La casa de Dios debe ser un lugar de oración y comunión con Dios. Cristo condenará a todo el que use la iglesia, el evangelio o Su Reino para ganancia, gloria o jactancia personal. 
El amor sincero a Dios y a sus propósitos redentores dará por resultado un "celo" consumidor por la justicia de la casa y del Reino de Dios. Es decir, el que de veras quiera ser como Cristo no tolerará la injusticia dentro de la iglesia.
Es esencial que todos los verdaderos ministros cristianos protesten contra los que profanan y degradan el Reino de Dios. Si no se permite que Cristo entre en las congregaciones de los fieles para purificarlos del engaño, de la inmoralidad, de la secularización y de la profanación, más tarde, en su segunda venida y en juicio divino; Él purificará a su Iglesia de manera definitiva

LA AUTORIDAD DE JESÚS - Marcos 11:27-33
 Los líderes religiosos pusieron en duda la autoridad de Jesús para purificar el templo o enseñar al pueblo. Se sintieron ofendidos y enojados porque Jesús condenó las prácticas malvadas dentro de la casa de Dios, mientras que ellos mismos toleraban esas prácticas y participaban en ellas. Tales acciones demuestran cuán incompetentes eran para ser ministros y líderes espirituales. Jesús como un verdadero líder espiritual, ejerció su autoridad para la causa de la verdad y la justicia, aún cuando eso le costó la vida (MT.28:18) Se le promete autoridad y poder al pueblo de Dios para proclamar el evangelio por todo el mundo. Pero primero ellos deben obedecer el mandamiento de Jesucristo de esperar la promesa del Padre, la cual es el poder del Espíritu Santo derramado el día de Pentecostés. No se puede esperar que el poder de Hch.1:8 acompañe el ir a las naciones si no se sigue antes la norma de Hch.1:4. La santidad y el hacer la voluntad de Dios nos da la autoridad que Jesús tenía para servirle a Él.

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